Irene Caballero Pinilla
Letrada de la Administración de Justicia
Creo que la sensación que nos dejaron las noticias de la mañana del viernes fue, cuanto menos, agria. Frustración. Enfado. Indignación. Pero también es cierto que la mayoría teníamos en mente que la primera reunión con el Ministerio no iba a ser la batalla final, tal y como se llevan comportando desde incluso antes de empezar la huelga indefinida. No nos vamos a mentir: saben que tienen presión. Es solamente que intentan jugar la carta de nuestro desgaste, porque les interesa poco o nada la administración de justicia.
Y si esas fueron nuestras sensaciones, no quiero ni imaginar las de los compañeros del Comité de Huelga que tuvieron que vivir las 16 horas de surrealismo. Menudo juego de paciencia, educación y contención. Desde aquí os lo digo a los seis: sois unos héroes.
Estamos en el Siglo XXI y la tecnología en los juzgados ha avanzado (aunque sea poco) así que no vamos a consentir que se ponga en duda el papel fundamental de la Fe Pública Judicial, aunque ahora la ejerzamos de forma más ágil para poder desempeñar el resto de las funciones y responsabilidades que aceptamos asumir hace años ya. El objetivo es ahora claro: cumplimiento de los compromisos que adquirieron para remunerar estas funciones. Cómo lo hagan y qué nombre quieran darle, nos puede dar igual siempre que, al fin, se traduzca en la adecuación salarial que merecemos. Y, por supuesto, se cumpla también sobre lo demás: régimen de sustituciones, reglamento orgánico…
Pero el enemigo no está en el juzgado: ni en los despachos de al lado, ni en la oficina ni al otro lado del mostrador. Ni siquiera está en los sindicatos, aunque ellos nos traten como tal. El enemigo y el objetivo es el Ministerio, no hay que olvidarlo. Una huelga, y más indefinida y con la incidencia que está teniendo, es una situación nueva para nosotros y para todos ellos, así que tenemos que aprender, ellos y nosotros, por el camino cuándo hay que protestar y cuándo hay que intentar limar asperezas.
Sobre todo, hay que seguir cerrando filas tras el Comité de Huelga. Es imposible estar todos nosotros de acuerdo en cada paso. No es posible en un grupo de 6 o 7 amigos, imaginad siendo 3.000 o 3.300. Hay que hablar, compartir, discutir, discurrir, contrastar. Pero al final, cerrar filas unidos. Esa está siendo nuestra verdadera fuerza desde noviembre. Y continuar con la cabeza muy alta, que podemos estar orgullosos.
Como Letrados de la Administración de Justicia, ya estamos acostumbrados a hacer las cosas en silencio, pero haciendo que todo termine funcionando, a pesar de todo y de todos.
Toca continuar. Se abre otra fase de este camino, duro, pero ya sabéis eso de que “ladran, luego cabalgamos”.
Contad con mi arco. Yo sé que cuento con vuestra espada. Juntos, llegaremos a Mordor.