Este 8-M es especial. Por primera vez en la historia, siguiendo una convocatoria internacional en más de 150 países con la etiqueta #westrike, los sindicatos de clase españoles han convocado una huelga de mujeres laboral, educativa, de cuidado de familiares y de consumo. Algunos de los convocantes proponen un formato de paro de 2 horas por turno(11,30-13,30 o 16-18 horas),  otros de huelga durante toda la jornada laboral. Se ha convocado también una manifestación unitaria en muchas localidades y multitud de actos a lo largo del país.

Las movilizaciones pretenden demostrar el valor del trabajo de las mujeres, y denunciar la actual desigualdad en todos los ámbitos de nuestra sociedad.

Debemos poner en marcha las alarmas si de la boca de un adolescente oyes: “el feminismo no está de moda, no le interesa a nadie”; cuando el feminismo-  como cualquier otra lucha por la desigualdad por razón de raza, religión, o tendencia sexual -debería convivir con nosotros, hombres y mujeres, mientras nuestra sociedad discrimine por cualquier motivo, por el género también.

Las estadísticas de la situación laboral de la mujer en nuestro país no dejan alternativa. La desigualdad afecta a trabajadoras de la capa inferior, que perciben un sueldo medio de  6.943 euros frente a los 11.526 euros de los hombres de su mismo nivel; pero también a las trabajadoras de la capa laboral superior que perciben de media 37.670 euros frente a los 46.653 euros de ellos. Pero es que además, los expertos hablan de feminización de la pobreza, o sea, que a las mujeres las contratan mayormente para trabajos mal pagados, temporales y con las peores condiciones laborales.  Aquí queda.

En una sociedad donde no es fácil conversar sobre la desigualdad de género, porque es un tema incómodo, inmersos como estamos en una cultura que huye de lo molesto, puede parecer UPSJ no tiene nada que decir en este próximo 8-M. Puede parecer ser un tema externo a una asociación profesional; sin embargo, creemos que la desigualdad de género es un tema transversal, independiente de cuál sea nuestra profesión.

Además, los Letrados de la Administración de Justicia como funcionarios públicos estamos al servicio de las ciudadanas cuando acuden a la Administración de Justicia para reclamar sus derechos. Estamos en el proceso velando por el cumplimiento de las garantías legales, a través del ejercicio de la fe pública, organizando las oficinas judiciales como directores procesales, y especialmente como encargad@s de la información de los derechos que corresponden a las víctimas de la violencia de género, la expresión más brutal de la desigualdad en nuestra sociedad.

Es bueno recordar cuántas situaciones desagradables hemos vivido cuando éramos “secretario judicial”. Las mujeres  sufríamos una doble discriminación:  aparecíamos como un cargo subordinado al de juez, por la propia etimología de la palabra “secretario”, y además pasábamos a ser muchas veces “la secretaria del juez”. Para el público en general, un secretario judicial, hoy Letrad@ de la Administración de Justicia, es un cargo accesorio en un órgano judicial. Como muestra las novelas de Lorenzo Silva. Pero cuando ese Letrad@ es una mujer, aparecemos como meras asistentes que sirven vasos de agua al Magistrado y escuchan sus penas  laborales, como ocurre en la película “B.” de David Iluáin. Es evidente que es otro reflejo de los prejuicios de género vigentes en la sociedad.

Es cierto que por suerte, las Letradas de la Administración de Justicia somos funcionarias, y no podemos hablar de desigualdad salarial o diferencias en las condiciones laborales respecto a nuestros compañeros varones. Pero, reflexionemos sobre  cuántas de nosotras optó por entrar en la Administración porque nos era difícil conseguir buenos trabajos cualificados en el sector privado,  o buenas condiciones laborales para ser madres, por ejemplo. Por eso, UPSJ hoy en nombre de muchas compañeras,quiere solidarizarse con otras mujeres que se mueven en un mundo más desigual al nuestro.

Pero no podemos engañarnos, estando mejor que muchas, tampoco en la Administración de Justicia existe una igualdad entre hombres y mujeres. Los números nos demuestran cómo vamos despareciendo cuánto más subimos en la pirámide de cargos de responsabilidad. Las mujeres en el cuerpo de Letrados de la Administración de Justicia representamos el  67,52 % del censo, porcentaje muy lejano a su participación en los cargos superiores. A eso se llama el techo de cristal.

Preocupa que el actual Gobierno se rodee de Consejos Asesores con una mayoría aplastante de varones. A título de ejemplo, el reciente Consejo Asesor para la Innovación de la Justicia de nuestro Ministerio de Justicia, que está compuesto de 12 hombres y 1 mujer.  Pero idéntico esquema siguen otros Consejos Asesores de otros Ministerios  (Consejo Asesor de Medio ambiente 13 hombres y 5 mujeres; Consejo Asesor de Sanidad 31 hombres y 11 mujeres; Consejo Asesor sobre la Transformación energética 14 hombres para 14 puestos; Consejo Escolar del Estado 75 hombres frente a 32 mujeres)

Y aunque en la Administración Pública hemos avanzado mucho más rápido que en el ámbito privado, los derechos de una Letrada de la Administración de Justicia pueden y deben mejorarse. Nos cuesta hacer efectivos los permisos de lactancia o la reducción de jornada en el permiso de maternidad, porque no asignan sustitutos; no se retribuyen las guardias de instrucción mientras disfrutamos de un permiso de maternidad, mientras que sí se ha reconocido este derecho a los funcionarios liberados sindicales; tampoco está prevista la exención de funciones calificadas como peligrosas, como entradas y registros, en los casos de embarazo. O sea, lo dicho, nos queda camino.

Es hora de exigir a la vista de la realidad de los datos, no solo que los logros conseguidos en el derecho positivo sean hechos y no solo las palabras del artículo 14 de la Constitución de no discriminación por razón del sexo, o un porcentaje simbólico de la Ley de Igualdad.  Hay que seguir avanzando en el terreno político y legislativo.

Dice la misma ONU que sin igualdad y no discriminación por razón del sexo no es posible construir una sociedad moderna. En la cabecera de la reivindicación y dando ejemplo deberían estar los poderes públicos. Y tod@s nosotr@s como ciudadan@s detrás.

Porque una sociedad más igualitaria es un avance para tod@s los ciudadanos y ciudadanas desde UPSJ Unión Progresista de Letrados de la Administración de Justicia apoyamos las movilizaciones previstas para el próximo 8 de Marzo.