He oído hablar de la Nueva Oficina Judicial como un run run desde que aprobé la oposición, allá por el año 2000. No me importaba entonces, había logrado mi objetivo, ¡era Secretaria Judicial! acaso, ¿alguna cosa más tenía importancia?

Pasé por juzgados únicos, de pueblo,de los “de trinchera”, con pocos medios, jueces de paso y funcionarios de toda la vida en los que aprendí el oficio a golpe de procedimiento, y donde me di cuenta cuánta razón tenía mi madre cuando decía: “Una cosa es la teoría, y otra la práctica, hija”.

Después llegó el ascenso forzoso, y ascendí, ocho años por tierras catalanas de los que guardo un grato recuerdo y, ya, por fin, regresé a mi tierra vía Palencia, paso obligado para llegar a Valladolid, tierra de opositores donde las haya. Me esperaban siete años más, de nuevo a un Juzgado Mixto, destino malo, malo, malo… hasta que la jubilación del compañero del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria y la imposibilidad de entrar en Valladolid, me dio la oportunidad de conocer a la gran familia que conformaba aquél Juzgado, eficaz, eficiente y con distribución racional de la carga de trabajo, curiosamente los principios inspiradores de la NOJ y en el que he estado durante año y medio.

En ese impás llegó la Nueva Oficina Judicial y, después de un periplo de incertidumbres, penurias y un cúmulo de pésimos avatares llegó mi nuevo destino vía reordenación forzosa. La próxima semana pasaré a ser la LAJ de una Upad Mixta con guardias y dos Juzgados aglutinados, el de cláusulas suelo y el de violencia contra la mujer… ufff¡¡¡

He tenido la profunda convicción en cada uno de mis destinos que siempre se hacía justicia, en cada caso que se le presentaba a aquella Señora semidesnuda que, con los ojos tapados, y con la espada en alto pesaba en sus platillos pretensiones a favor y en contra, resolviendo favorablemente lo procedente, lo legal, lo justo…Sin embargo, a mí… Después de recitar casi… veinte poemas de amor, uno por cada uno de los años de servicio prestado a mi amada, mi amiga, mi hermana: LA JUSTICIA, he de entonar mi canción desesperada, un sentido lamento en voz alta de mi próximo destino reordenado. La canción desesperada de una LAJ desesperada ante la despedida dolorosa y la inminencia incierta del inicio de la otra mitad de mi vida laboral.

Pues eso, casi… veinte poemas de amor y una canción desesperada de una  LAJ desesperada.

Silvia Santana Lena