Juan Marcos Estaran Peix

Letrado Admón. de Justicia Juzgado Social 30 Barcelona

 

Uno de los pilares más fundamentales de un régimen democrático es que los ciudadanos escogen a quien le gobierna cada cierto   tiempo. Somos llamados a las urnas, escuchamos las propuestas, o pasamos de ellas, según cada uno. Hay de todo y para todo. Desde el que escucha música de fondo, hasta el que escucha la música de cámara de cada candidatura, cada uno elige a la orquesta de su elección. En España una de las tradiciones electorales, es que las cuestiones de justicia no son consideradas esenciales, bastando con ver los programas históricos de las campañas electorales. A fin de cuenta, porque el tema justicia en general da para pocos votos. Y es que pocos caramelos se pueden prometer repartir a cuenta de la justicia. A fin de cuentas más de la mitad de los usuarios, suelen salir condenado por algún motivo y no tiene nada que agradecer, a diferencia por ejemplo del INSERSO en que salen todos contentos.

En materia de justicia en general solo interesan las cuestiones con cierto trasfondo penal, y algo de negrura de fondo, como casi siempre así ha sido. A lo largo de la historia, la justicia, es y ha sido popular cuando más ladrones condenada, mandaba a galeras, o en algunos sitios cuando más inyecciones y no anti gripales suministra. Afortunadamente esta última opción no existe por aquí, en todo el territorio europeo, como un gran avance de la civilización, del cual estaría orgulloso Beccaria, si volviera a renacer. Ahora bien la tentación mediática de usar la justicia penal para popularizar campañas electorales, como medida electoralista y populista en muy tentadora y sigue estando muy presente. En estos momentos el tema del momento es la violencia de género, (tema muy serio por supuesto y loable el esfuerzo por combatirla, para que nadie piense mal y solo citado como referencia más conocida), como podrá ser dentro de unos años, las adiciones a los medios electrónicos con resultado de muerte, la contaminación ambiental, o la invasión de extraterrestres. Entonces alguien propondrá la conveniencia de crear juzgados especializados en derecho espacial, o en derecho telemático, vaya usted a saber. Los demás problemas de la justicia en general no existen, aunque los que estamos dentro los suframos constantemente. El último episodio de la justicia sin papel, pues bueno, ha quedado igual, como el que prometió hacer funcionar coches con agua o quien frio la mantequilla…

A fin de cuentas, estas promesas son consecuencia del cambio de gobierno, y el inicio de la nueva legislatura. Hecho que siempre es inquietante, no por lo que vaya a hacer, sino, para estar atentos, a que la ocurrencias legislativas , no supongan consecuencias finales como la batalla de Trafalgar en 1805,la perdida de Cuba en 1898, o un rescate tipo Angela Merkel, como el que sufre Grecia, a cuenta del bolsillo de los de siempre.

Los cambios de gobierno han acontecido en España, desde los inicios del régimen constitucional en Cádiz en 1808 y hasta ahora, con la excepción del régimen dictatorial (1939-1975), y algún otro periodo menor como fue la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), que se impusieron a la fuerza. Cada periodo de cambio ha estado presidido por llevar a cabo iniciativas legislativas adecuadas al partido o grupo gobernante, que en algunos casos llegaron a ser leyes, y en otras se quedaron en meros proyectos, y a veces en anécdotas graciosas en los anales públicos de algún Ministro ocurrente y con imaginación desbordada.

A lo largo de estos periodos constitucionales, que se pueden consultar en los diarios de sesiones del congreso y del senado, se han producido cambios legislativos, que han afectado las justicia, a sus leyes y a su organización, y que no enumero por razón de espacio (C. de Com. de 1829, LOPJ de 1870, LEC de 1881, LECR de 1883, CC de 1889) etc. Muchas de estas normas que nacieron, al albor del régimen constitucional del liberalismo decimonoveno, han durado, hasta bien entrado este siglo, aunque con importantes modificaciones. ¿Y porque han durado tanto? Pues básicamente porque tenían estructuras sólidas y firmes. A pesar de ello muchas sufrieron importantes reformas interiores, pero no se cambió la ley entera. Era demasiado complicado, una vez introducidas en la vida jurídica. Cambiar la ley se convirtió en muy complicado una vez entraba en vigor de forma real Era más fácil ir modificando ciertos artículos, o crear leyes complementarias, que volver a crear una nueva. Es a partir de la entrada en vigor de la constitución de 1978 que se inicia una serie de grandes cambios legislativos, sociales y políticos, que impulsaron el desarrollo normativo, que debían apartarse a la nueva realidades sociales .Los cambios se fueron realzando siguiendo un ritmo más o menos estable, en cada legislatura, según circunstancias políticas.

Sin embargo, esta última legislatura, pasara la historia, como la de los cambios en el BOE, al ritmo del heavy metal y del rock duro, en plan casi de bombardeo legislativo. Si todo se hubiera efectuado en papel, bosques enteros hubieran desaparecido. El BOE en estos últimos cuatro años era una maquina total de producir leyes, como hacía tiempo no se producida. Abrir la página del BOE cada dia, era casi angustioso. Lo que hoy se aprobada en dos meses se modificaba, lo que se hacía nuevo, se retocaba después y eso sin contar los errores, etc. Se empezó por la reforma laboral del 2012, modificada por otras sucesivas, y se continuo con la reforma del Código de Comercio, las leyes concursales, de hacienda pública, la de la Ley Orgánica del Poder Judicial, la de la Jurisdicción voluntaria, el Registro Civil, el Código Penal, y un sin fin más, que igual se me escapan. Sin embargo se ralentizó la importante reforma de la Oficina Judicial, a la que no se la mostró un gran interés, pues era más importante ceder privatizar servicios públicos, que continuar con la modernización publica de la justicia

Y todas estas reformas legislativas han supuesto importantes cargas de trabajo a la justicia y su organización y a todos sus integrantes, pero no han tenido su traducción retributiva, debido a la crisis económica. Las reformas se iban haciendo a coste cero, sobretodo la carga competencial que ha supuesto las nuevas funciones del entonces Secretario Judicial y ahora Letrado de la Admón. de justicia, desde el año 2009. Más trabajo y más responsabilidad sin estar debidamente adecuada salarialmente. Y eso que las estadísticas son muy claras, visto el número de Decretos emitidos. Esta desproporción en la adecuación salarial se puede entender en los primeros tiempos de la crisis y en solidaridad con toda la función pública, pues no se pretende ser más que nadie. Pero ahora creo que toca solucionarla, y enmendarla, y negociarla, sin otros intermediarios sindicales que nada nos representan y mucho nos han zancadilleado. Por ello, la adecuación salarial a la responsabilidad real, no es que sea una reclamación, es una cuestión de justicia, No se trata de pedir ningún privilegio, sino de sentir que el trabajo y responsabilidad que se ejerce día a día, se vea de alguna forma recompensada.

Barcelona febrero 2016