Este domingo los españoles acudiremos nuevamente a los colegios electorales a elegir a nuestros representantes en el Parlamento para los próximos cuatro años.

Se suceden en estos días los mítines y actos de campaña en los que la Justicia, una vez más, es la gran olvidada, estando ausente de los debates, las agendas y las preocupaciones de los distintos candidatos, inconscientes de su extraordinario valor vertebrador de la democracia y mantenedor de la paz y de la cohesión social.

Toca ahora, pues, hacer balance de la legislatura que  expira y que pasará a la historia como una oportunidad perdida para avanzar en la mejora de este servicio público esencial para el normal funcionamiento del Estado.

Pese a la esperanzas puestas en la Sra. Delgado ante la decepcionante gestión del equipo ministerial anterior, ésta en ningún momento ha estado a la altura, concitando la desaprobación unánime de todos los operadores jurídicos.

Mal empezó la Ministra al no contar en su equipo, y a diferencia de lo que venía siendo habitual, con una significativa presencia de Letrados de la Administración de Justicia en puestos de responsabilidad y, por tanto, partiendo de entrada de una visión sesgada que necesariamente abocaba a un resultado desastroso. Optó en su lugar por configurar una plantilla destinada a facilitar lo que de manera nada velada ha sido el santo y seña de su gestión: la exclusiva mejora de su carrera profesional, engrasando así durante estos diez meses su propia puerta giratoria.

En lo que a los Letrados de la Administración de Justicia respecta, la legislatura no ha podido ser más infructuosa, no habiendo sido capaz este Ministerio de dar respuesta a ninguno de los asuntos más importantes que nos atañen: reglamento orgánico, Registro civil, libranzas, protocolo sobre relación con los servicios de prensa, avances tecnológicos, etc, ni, por supuesto, a la que es nuestra principal reivindicación y preocupación, la adecuación salarial. Quedará sin embargo tristemente recordada la legislatura como aquella en la que la Ministra se negó a reunirse con nuestras asociaciones y por el penoso y vergonzante episodio de los siete millones de euros.

No obstante a partir del próximo lunes UPSJ volverá a la carga en esta nueva etapa que entre otras muchas cosas tendrá que ser, sí o sí, aquella en la que se ponga fin a la ignominia de nuestra discriminación retributiva. Pero para ello y para resolver las asignaturas pendientes y los graves problemas seculares y sistémicos que padece la Justicia en este país se requiere de  responsables públicos que estén a la altura del reto, con un profundo conocimiento de los mismos y alejados de sectarismos que a nada conducen.

Los Letrados de la Administración de Justicia hemos estado y seguiremos estando dispuestos a aportar nuestra experiencia y nuestra profesionalidad para la mejora de un servicio público esencial y para revertir el evidente descrédito y la insatisfacción que la sociedad percibe de la Justicia. Ya solo falta que los demás también lo estén. Nos va demasiado en ello.