A escasos días de que se dicte el Decreto de disolución de las Cortes y de convocatoria de elecciones generales, UPSJ quiere hacer balance de lo que ha dado de sí la legislatura que ahora expira en lo que hace al servicio público de la Justicia y, más particularmente, en lo atinente al Cuerpo Superior Jurídico de Letrados de la Administración de Justicia.

Pues bien,  el cómputo global y final no puede ser más lamentable.

Mal empezó ya la todavía Ministra al no contar en su equipo, y  a diferencia de lo que venía siendo habitual, con una significativa presencia de Letrados de la Administración de Justicia en puestos de responsabilidad dentro del organigrama del Ministerio. La Sra. Delgado optó en su lugar por hacer un inaudito ejercicio de endogamia, y copar la inmensa mayoría de cargos ministeriales por miembros de su carrera profesional, prescindiendo del resto de operadores jurídicos y, por tanto, partiendo desde el inicio de una visión sesgada e insuficiente.

El resultado, en consecuencia, no ha podido ser otro: durante estos ocho meses ha quedado patente la descoordinación, la falta de criterio y un injustificable desconocimiento de los temas más trascendentales en la gestión del servicio público esencial de la Justicia.

Todo esto ha supuesto que no se haya avanzado en los asuntos más importantes que nos atañen: reglamento orgánico, sustituciones, libranzas, protocolo sobre relación con los servicios de prensa, avances tecnológicos, etc, ni, por supuesto, en la que es nuestra principal reivindicación y preocupación: la adecuación salarial. Nada, absolutamente nada, ha sido el Ministerio capaz de terminar o avanzar, habiendo estado permanentemente instalado en la desidia y la inoperancia.

Pero la Sra. Delgado además de una Ministra incompetente, ha sido también una Ministra maleducada. Así es la única máxima responsable ministerial que no ha tenido a bien reunirse con los Secretarios de Gobierno, y que ni siquiera tuvo la cortesía de contestar a las dos cartas que nuestras asociaciones le remitimos ante la abrumadora respuesta de nuestro colectivo al paro convocado el trece de noviembre del pasado año en defensa de nuestra dignidad salarial. Ha resultado, pues, patente la desconsideración y la falta de respeto  hacia todo los Letrados de la Administración de Justicia. Como un ejemplo más de ello, en una de sus últimas declaraciones, la Sra. Delgado, en una muestra de proselitismo intolerable en un cargo público, persiste en su idea de repartir entre los suyos (jueces y fiscales) los tan traídos y llevados siete millones de euros adicionales del presupuesto, obviando lo que ya se prometió en su día y la ingente labor de otro de los cuerpos superiores del ministerio en el que sirve, el de Letrados de la Administración de Justicia.

En definitiva, la Sra. Ministra en apenas ocho meses ha conseguido algo que parecía a todas luces imposible: hacer buenos a sus antecesores en el cargo.

No nos merecíamos los ciudadanos, ni este país se puede permitir, una Ministra más preocupada por salvar su precaria y polémica situación personal que por dar respuesta a los problemas endémicos que aquejan al servicio público de la Justicia, y que, como es sabido, no son pocos ni menores.

Sra. Delgado, tanta paz lleve como descanso deja.

Se abre, pues, a partir del 28 de abril una nueva etapa que queremos creer que debe ser esperanzadora para los Letrados de la Administración de Justicia. Permaneceremos atentos a los primeros pasos que dé el nuevo Gobierno que llegue a conformarse para acordar, si así fuere preciso, los paros y movilizaciones oportunas en defensa de la mejora de nuestras condiciones laborales y, sobre todo, retributivas.

Hace tiempo que los Letrados de la Administración de Justicia iniciamos una senda irrenunciable en defensa de nuestra dignidad salarial. Debe tener claro desde ya el nuevo Gobierno (del signo político que sea), que en ningún caso las nuevas elecciones suponen volver a la casilla de salida, que debe asumir el camino hasta ahora recorrido y que la respuesta a ofrecernos tendrá que ser rápida y suficiente. Confiamos en que, en beneficio de todos, no se vuelvan a cometer los mismos errores que hasta ahora.

Estaremos vigilantes.