En esta entrega de UPSJ SOMOS nos vamos a apartar de nuestra línea habitual y vamos a dar la palabra a una persona que todavía no pertenece a nuestro cuerpo.

carmen

Hace algún tiempo nos llamó la atención que una opositora pidiera que los Letrados de la Administración de Justicia se involucraran más en la actividad rutinaria de las redes sociales. Por eso, decidimos pedirle una entrevista y dar visibilidad a sus impresiones. UPSJ de esta forma pretende prestar la atención que merecen a quienes, con mucho sacrificio y esfuerzo, preparan la oposición. Somos conscientes de la importancia y el papel que juegais los opositores, por eso queremos prestaros apoyo contando con vosotros. UPSJ además quiere mostrar su compromiso con los opositores enviando desde aquí ánimo para la siguiente convocatoria y recordando que podéis acudir a nosotros cuando lo necesitéis. Os recomendamos que leáis con atención esta entrevista y toméis nota porque muchos os sentiréis muy identificados con su relato.

Carmen nació y creció en Pliego un pequeño municipio de la región de Murcia. Es toda una artista, canta y tiene el grado profesional en piano lo que pone de manifiesto que es una persona creativa y llena de talentos, por eso desde pequeña movida por sus inquietudes comezó a desarrollar su ingenio en el ballet clásico. El sacrificio y dedicación que requiere este tipo de danza la llevó al dilema de plantearse dejarlo de un lado o seguir centrada en sus estudios. Eligió lo primero concluyendo su formación con la carrera de derecho en la Universidad de Murcia.

Carmen es una chica a la que no le gusta estar en el foco, prefiere moverse en un segundo plano. Ella es solitaria y le encanta sumergirse en las historias de Peter James o la tierra media. No es capaz de ver una película de terror y odia el tabaco. Al instante de comenzar a hablar con ella te das cuenta de que es amable, sincera y sin pelos en la lengua, lo que no le parece bien te lo dice sin rodeos. Es una chica bastante despreocupada pero muy centrada en sus metas. Su forma de expresarse refleja que no intenta imponer su criterio sino que es muy constructiva en el debate y que está dispuesta a escuchar.

Además, Carmen, como ella misma se define, es una chica peculiar, al ponernos en contacto con ella enseguida mostró una gran predisposición a colaborar, actitud que desde aquí queremos agradecerle de todo corazón.

¿Dónde podéis localizarla? En twitter @KaAsTheSnake.

¿Queréis conocer su historia? Pues no dejéis de leer porque os sorprenderá.

 

¿Qué te llevó a tomar la decisión de opositar?

Consideré, después de barajar distintas opciones, que la oposición a Letrados de la Administración de Justicia era la que mejor se adaptaba a los requerimientos que buscaba no sólo en mi futura profesión, sino también en mi vida.

¿Dónde te informaste del mundo de la oposición? ¿Había otros opositores a tu alrededor que influyeran tu decisión?

La persona que me hizo apreciar las bondades de esta oposición fue mi profesor de Derecho Internacional Privado en la Facultad, una vez finalizada la carrera. Honestamente, tenía claro que (al menos en ese momento) mi camino no estaba en la Carrera Judicial y Fiscal. Posiblemente tenga alma de fiscal, pero tengo claro que no tengo cuerpo de Juez. Y por aquel entonces, la abogacía tampoco me llamaba especialmente la atención. Sin embargo, la idea de estar en el “corazón del juzgado”, conocer la maquinaria del mismo y ser parte activa de su funcionamiento es algo que siempre me fascinó. No en vano, el Letrado de la Administración de Justicia es el director de la Oficina judicial. Él me sugirió que buscara a un preparador adecuado para comenzar con ese proceso selectivo y, desde el primer momento, conecté con su idea. Además, el Derecho procesal fue de mis asignaturas favoritas, por lo que la balanza siempre se inclinó positivamente.

¿Por qué decidiste opositar a Letrado de la Administración de Justicia? ¿Cuál fue tu primera opción?

Como ya he expuesto en la pregunta anterior, mi decisión fue más por descarte: tenía claro qué es lo que no quería hacer, más que lo que quería hacer. Tuve en cuenta todos los procesos selectivos basándome en la ecuación temario (no tanto en el número de temas como en el contenido de los mismos) y puesto de trabajo. Por supuesto quiero recalcar este punto porque el campo del Derecho es amplísimo, más allá de juez-fiscal, notarías-registros.

En este sentido esta oposición cuenta, en mi opinión, con el hándicap de que es una gran “desconocida”, incluso para los propios estudiantes. Todos sabemos, en cierta medida, qué tipo de trabajo desempeñan ciertos operadores jurídicos (abogados, por ejemplo), pero la figura del LAJ se nos muestra etérea. Durante la carrera no llegué a apreciar en toda su esencia cuán importante es la función que realiza.

¿Si pudieras hablar con aquella chica que comenzó a opositar que le dirías ahora?

Para contestar a esta pregunta recojo las palabras de Francisco del Pozo, en su libro “El método Wells”: oposita para aprobar, no para ser opositor. Por supuesto, la humildad debe ser el faro que guíe a cualquier opositor, pero debe iluminarte también la ambición de perseguir la meta y tener el firme convencimiento de que se puede conseguir. El justo medio entre humildad y ambición considero que es fundamental. La primera, para dar siempre un poquito más; la segunda, para recomponerte de los altibajos, que ahí estarán.

¿Cómo valoras la figura del preparador para un opositor?

El preparador, en mi opinión, es tan importante como que has de estudiar bajo la premisa de que “oveja que bala, bocado que pierde”. Es una especie de maestro Jedi, coach, psicólogo (pero no mucho), entrenador, experto en tropiezos y cum laude en sacudirse el polvo; y algún nivel de Reiki seguro que también tiene.

Además de marcarte el ritmo de estudio, sabe exactamente (o al menos así debería ser) sacar lo mejor de ti mismo: azuzarte cuando es necesario y parar cuando te pasas de frenada. Y recordarte que puedes conseguirlo, cuando dudes hasta de tu nombre.

No digo, por supuesto, que no sea posible aprobar sin preparador. Es posible porque yo he sido testigo de ello. Pero, en mi caso y por mi forma de ser, es primordial.

¿Cuáles son tus métodos y técnicas de estudio?

Vaya por delante que cada opositor es un mundo y todas las técnicas son válidas mientras que, con ellas, apruebes los exámenes.

En mi caso me es más productivo funcionar por objetivos, esto es, crear un plan de contenidos a estudiar cada día y finalizar la jornada una vez vistos. Por supuesto, trato de crear un plan realista y no acumular los objetivos de un día a los de otro; si he previsto 5 temas trato de estudiarlos o, al menos, alcanzar a leerlos comprensivamente para tratar de asentar la mayor cantidad de información. Particularmente, a mí no me funcionan los atracones de última hora. Por supuesto, el día pre cante y el propio día en sí mismo (yo voy una vez a la semana al preparador) son más intensos, pero el trabajo debe estar ya hecho. Una buena semana de estudio es más importante que un cante excelente por haber tenido suerte con el tema.

Además, me gusta contar con un margen para imprevistos: no siempre rindo igual (porque somos humanos), o los bancos no te abren el día libre. Ese margen, siempre que sea adecuado a los objetivos, me permite no bloquearme si algún día me pongo a estudiar más tarde o no puedo estar tantas horas frente a los apuntes.

Por lo demás, no creo que sea muy distinta a cualquier otro opositor: suelo dar una primera vuelta subrayando los temas, una segunda vuelta con esquemas y, las restantes, consisten en repetición, repetición y repetición. No hay milagros ni fórmulas mágicas. Ni pócimas “felix felicis”. Me gusta combinar un sistema híbrido de vueltas y arrastre para los temas con articulado más complejo, que es necesario repasar de tanto en cuanto para que se mantenga fresco. Suelo dedicar las últimas horas de la jornada, cuando estoy más cansada, a los temas ya estudiados que he de repasar, o los que me resultan más fáciles. Dejo el trabajo “menos pesado” para el final.

¿Cuál es tu rutina diaria? ¿Cuál es tu momento favorito? ¿Qué haces en tu tiempo libre?

Dejando de lado las actividades básicas de subsistencia para poder seguir viviendo (comer, entre otras, que ya se sobreentienden) distribuyo la jornada en dos turnos de estudio: mañana y tarde.

Antes de comenzar suelo realizar esas gestiones “que no admiten demora sin perjuicio grave”: si he de hacer alguna, prefiero terminarla antes de ponerme a estudiar, y así nada me interrumpe una vez sentada. Suelo apagar el móvil mientras estudio; rindo mucho más.

Siempre dejo una hora para hacer deporte; me ayuda a desconectar, oxigenarme y volver a retomar el estudio con más fuerza.

Mi momento favorito del día es cualquiera en el que no tenga que estudiar; pero supongo que eso nos pasa a todos los opositores. Sin embargo, cuando los pensamientos negativos tratan de asaltarme, pienso que estoy exactamente en el lugar en el que quiero estar para llegar al lugar en el que siempre he querido estar; y que hago mi mayor esfuerzo para alcanzar ese objetivo. Considero que es muy importante que los opositores nos valoremos la gran capacidad de sacrificio y resiliencia que tenemos, y que no nos flagelemos cuando un día no demos el 100%. Habrá bastantes días de ese tipo, me temo. El camino es duro de por sí, no hace falta que añadamos más piedras. Aunque, en ocasiones, esto es inevitable.

En mi tiempo libre aspiro a descansar: los paseos por la Naturaleza (tengo la suerte de vivir en un entorno rural privilegiado), la música, la pintura, la lectura, el cine y; en fin, todo lo que permita dispersar la mente o, al menos, mantenerla ocupada en otros menesteres. O, simplemente, no hacer absolutamente nada, que también viene bien.

¿Qué alimentación o qué deportes recomendarías a los demás opositores?

La máxima de “men sana in corpore sano” a mí, desde luego, me sirve. Ya la aplicaba antes de ser opositora, y la seguiré manteniendo después.

El esfuerzo cognitivo que hace un opositor es muy grande; por eso, además de una dieta variada, el cacao, los frutos secos (particularmente nueces) y las frutas me ayudan mucho a mantener la concentración y evitar sentir hambre cada poco tiempo. El café, que tampoco falte.

Respecto al deporte, sin duda recomendaría las actividades al aire libre. Por supuesto, cada uno sabe lo que necesita y lo que le gusta, pero pasamos tanto tiempo encerrados que combinar ejercicio (correr, caminar, por ejemplo) con “respirar” me parece la mejor forma de recargar pilas. Pero, como he dicho, cualquier forma de deporte es buena. Y, por supuesto, algunas veces acaba la mente tan saturada que no te apetece ni verte, cuanto menos, ejercitarte.

¿Cómo te organizas para compatibilizar familia, pareja y amigos?

Es fundamental que la gente que nos rodea sea consciente de que nuestra situación es excepcional y que hemos de priorizar el estudio por encima de cualquier otra cosa; no significa que no vivamos, pero vamos a tener que realizar sacrificios, y no pocos. Teniendo esas premisas claras es más sencillo organizarse.

En mi caso, suelo destinar el día libre para disfrutar de tiempo de calidad con la familia, amigos y pareja. Pero también los utilizo como “motivación” para el resto de días: si tengo una buena jornada de estudio, salgo a cenar; si mi mañana ha sido productiva, café con amigas (no todos los días, por supuesto, la felicidad es “efímera”). Todo suma y todo es una buena excusa no sólo para darlo todo frente a los apuntes, sino también para apreciar el tiempo con quienes nos acompañan en este camino.

Por esto mismo, me cuido mucho de no pagar mis frustraciones con ellos: nadie es responsable de que yo haya tenido un mal día, que este no haya cundido todo lo que debiera, que pueda estar más o menos motivada, nerviosa o estresada. Es algo que yo considero esencial. Sólo yo soy responsable de mí misma y de mis circunstancias. Además, cada persona tiene sus propios problemas y preocupaciones; la vida no gira en torno a nuestra oposición, aunque para nosotros, sí.

¿Qué mito crees que hay sobre los opositores que te gustaría desmentir?

No creo que se trate de un mito sobre los opositores, sino sobre la oposición en sí misma. Por un lado, cuando explicas en qué consiste esta oposición (y la gran mayoría de oposiciones en Derecho), la gente piensa que has de “sólo memorizar” un temario. Y esa gente piensa, a su vez, que no importa que no entiendas lo que estudias, con tal de que lo memorices. Y nada más lejos de la realidad. Es imposible memorizar un temario de estas características sin entenderlo.

Por otro lado, la consideración de la memoria como último reducto de la inteligencia. “El que memoriza sólo memoriza, pero no entiende o no se entera”. Otro error, a mi parecer. Ese aprendizaje del temario te permite adquirir un conocimiento muy profundo sobre el Derecho, y la interrelación de todos los conceptos entre sí. No me parece justo cómo se ha denostado a la memoria de un tiempo a esta parte.

En mi caso, aprendí las bases del Derecho en la carrera, pero lo poco o mucho que sé me lo ha dado la oposición.

¿Qué papel crees que juega el entorno en la posibilidad del éxito del opositor?

Todo suma para el opositor; hasta tal punto que, si las condiciones no son favorables, una persona puede tomar la decisión de no opositar, o dejar la oposición. En una empresa de esta envergadura influyen muchas variables: económica, emocional, familiar, etc. Tener un entorno que sea proactivo con el opositor y que reme a su favor es prioritario. Como en todo, por supuesto hay excepciones. Hay muchísima gente que ha sacado su plaza con todo en contra, pero el que tiene un entorno favorable puede “disfrutar el camino”, si se puede decir así.

¿Cómo te preparas mentalmente para el examen?

No sigo ninguna metodología especial de cara al examen. El ir trabajando día a día es lo que más confianza me da, teniendo en cuenta que hay momentos de todo tipo y que hay muchas variables que no podemos controlar.

Suelo meditar todos los días, lo cual me da muchas herramientas para poder controlar los nervios y no bloquearme. Por descontado, considero casi imposible enfrentarse absolutamente relajada al examen (en mi caso). Nos jugamos mucho en una única oportunidad. Pero, si sale mal, a la mañana siguiente seguirá saliendo el Sol, y el conocimiento adquirido no cae en saco roto. Supongo que, al final, se trata de relativizar.

¿Qué métodos adoptas para evitar los pensamientos negativos?

Como he dicho en la pregunta anterior, lo que más me ayuda es meditar. Nada es tan determinante, más allá de la salud, como para que mi vida dependa de ello. Por supuesto, esta pregunta adquiere muchísimos matices, quizás más que ninguna, en función de quién sea el opositor que la conteste; pero yo tengo la suerte de poder relativizar y eso trato de repetirme cuando un pensamiento negativo quiere enquistarse.

Por otro lado, cuando alguna jornada de estudio no está siendo todo lo productiva que debiera (normalmente porque la motivación ese día no se ha asomado por el opozulo), me funciona salir a caminar por el monte. Puede parecer que “pierdes” tiempo, pero lo recuperas con creces al estudiar lo mismo en menos tiempo. Creo que es un error tratar de forzar cuando la máquina no da para más. Cada uno se conoce y sabe dónde está su límite. Lo bueno es que, a medida que vamos estudiando, el límite está cada vez más lejos.

¿Qué debe preguntarse un opositor cada día?

Si lo que está haciendo lo va a llevar al lugar donde quiere estar. La oposición es el “medio” para conseguir un fin. Por tanto, debes poder visualizarte en ese puesto de trabajo durante muchos años, y que, lo que veas, te guste. Y ese “puesto” es lo que nos motiva cada día a los opositores, con las connotaciones más o menos personales que ello implique.

¿Cómo aprovechas mejor el tiempo?

Estando desconectada de todo y de todos durante el tiempo que estoy estudiando. La concentración en como la confianza, cuesta mucho trabajo ganarla y muy poco, perderla. Así que trato de mantener mi espacio de estudio ordenado, ventilado y limpio, y derivar a quien quiera localizarme en horas de estudio al 112, en caso de emergencia. Total, poco voy a poder hacer.

¿Te has fijado un número de oportunidades para aprobar? ¿Qué objetivos te marcas?

Cuando empecé a opositar (ya era algo “mayor”, no lo hice inmediatamente después de finalizar la carrera, sino algunos años después), sí que me fijé una edad, pasada la cual, dejaría la oposición si no había aprobado. Pero como el hombre propone y el Tribunal Supremo dispone, ese límite quedó pronto en el olvido. Mis condiciones me permiten, en este momento, seguir opositando, por lo que pienso seguir tentando a la suerte. Porque, cuanto más trabajo, más suerte tengo.

No tengo objetivos más allá del propio día de estudio, objetivos que suelo marcar el día anterior en función de cómo de bien los haya cumplido. Como he dicho, hay factores externos que no podemos controlar, y todos los días no son iguales: en unos parece que te vas a comer el mundo; y en otros, suerte si has conseguido subrayar el tema. Lo que sí trato es de marcar objetivos realistas que no me frustren, bloqueen o que, directamente, sean una utopía.

¿Para ti que es lo peor de opositar? ¿Y lo mejor?

Cuando opositas, hipotecas tu vida durante un tiempo más o menos largo. Y, como con cualquier hipoteca, hay que cumplir a final de mes. En nuestro caso, todos los días, durante muchas horas cada día. Y los intereses que genera esa hipoteca son cansancio, incertidumbre; en muchas ocasiones, frustración, impotencia y una gran cantidad de sinónimos (por muy zen que seas). Pero, cuando esa deuda de tiempo finaliza, con independencia de que hayas aprobado (que, por supuesto, es lo que todos perseguimos) habremos conseguido tal capacidad de esfuerzo, sacrificio, constancia, organización, gestión del tiempo, resiliencia, capacidad de adaptación,  y eso sin contar el dominio del temario, que agradeceremos cada hora invertida.

Me gusta pensar en plural y en un futuro más cercano que lejano.

¿Qué significa para ti ser opositora?

No diría tanto que ser opositora es “un sentimiento, una emoción” pero, desde luego, se le parece. Sólo puede empatizar verdaderamente contigo otro opositor, y nadie más. La familia, la pareja y los amigos son tremendamente importantes (como ya apuntaba en pregunta anterior) pero es difícil que lleguen a interiorizar la magnitud del proceso por el que pasamos los opositores.

Es por ello que, indudablemente, tratamos de buscar contención en el propio preparador y, por supuesto, en los compañeros. Y es curioso cómo se generan sentimientos de hermandad en personas que, literalmente, están peleando por la misma plaza por las que luchas tú.  Hay de todo, por supuesto, pero en líneas generales yo me he encontrado en el camino con grandes personas, dispuestas a ayudar.

¿Qué cosas crees que se pueden mejorar en torno a la oposición por parte de las instituciones?

El descontento más generalizado que tenemos los opositores a LAJ es el abandono que observamos por parte del Ministerio: no se nos informa sobre el tipo de convocatoria (a día de hoy no sabemos si se va a tratar de oposición o concurso-oposición), no se respetan las fechas y, en general, hay mucho silencio.

Cuando se oposita es mucho más motivador tener fechas claras; sabes el tiempo del que dispones para prepararte el examen y puedes organizarte en consecuencia. El resto es estudiar para algo que sabes que llegará, pero no sabes cuándo. Y eso agota, mucho.

¿Qué echas en falta de las asociaciones de Letrados de la Administración de Justicia para estar cerca de los opositores y apoyarles en este duro camino?

Que estas asociaciones se ocupan de los Letrados de la Administración de Justicia, pero no tanto de los “opositores”.

¿Qué esperas del cargo cuando apruebes?

Mi mayor miedo es adaptarme bien al puesto. No parecer un elefante en una cacharrería porque, desde luego, una cosa es la teoría y otra muy distinta, la práctica. El día a día de un juzgado no viene en los libros. Así que confío en tener un buen ambiente y dar lo que se espera y lo que espero de mí en todo momento. Y, lo más importante, disfrutar con mi trabajo, que para eso estoy opositando.

¿Cómo esperas celebrarlo?

Sería capaz de ir a la Tierra Media y arrojar el Anillo Único al Monte del Destino. Y sin Compañía del Anillo. Y sin in pan élfico.

¿Qué destino te gustaría?

El día que llegue a hacerme esta pregunta será un gran día; significa que habré aprobado la oposición.

Por lo demás, no tengo preferencias. España es preciosa y merecerá la pena conocer cualquier rincón.

Por último, ¿Con qué te quedas de esta experiencia que es opositar? ¿Crees que lo echarás de menos? ¿Qué consejo darías a futuros opositores?

Como con cualquier experiencia de la vida, trato de extraer y quedarme siempre con lo positivo; con el aprendizaje. Sería muy cínico de mi parte decir que echaré de menos opositar. Imagino que, salvo que una tenga vocación de monja, a nadie le apetece estar día sí, día también, sometida a un régimen monacal (a mí, desde luego, no me gusta). Pero es el único camino (al menos el único en el que se valoren objetivamente los méritos de cada persona) que existe para llegar a la meta. Y, cuando cuesta, esta se vuelve más satisfactoria.

Es por ello que a los futuros opositores, desde mi experiencia, les aconsejo que, si se deciden a opositar, lo hagan desde el principio al máximo rendimiento; que confíen en sus posibilidades porque se puede conseguir el objetivo y que, cuando tengan dudas, que hablen con su preparador; que fijen sus metas por días o, a lo sumo, de semana en semana de cante; que valoren todos sus esfuerzos porque son eso, suyos.

Y que no se olviden de vivir durante la oposición.

 

 

Redacción: Enrique Maya