Juan Marcos Estarán Peix

Letrado Admón. de Justicia. SAC SOCIAL de Barcelona

El presidente norteamericano Donald Trump, es conocido por su gran “amor” a la prensa, y, por su pasión con la red social Twitter para comunicarse con el mundo, de forma directa  y popular. Son frases cortas, simples, repetidas, y que no requieren un gran esfuerzo para quien se las cree. Curiosamente con semejantes expresiones gana elecciones, y además ya tiene imitadores. Ni los hermanos Marx en su película “Sopa de Ganso” se lo hubiera imaginado. Es uno de los primeros mandatarios que se ha dado cuenta, que el mundo de los medios hay mucho “low cost”, que oculta o disimula quíen le paga, y ocasiona auténticos estragos sociales. Les vale, con dos o tres mensajes en artículos que  son cortos, repetitivos, y de fácil comprensión,  y con una fuerte  carga manipuladora, para la masa digital de lectores, que los asimilan  sin  casi discusión como verdades absolutas. Es el bulo o rumor de siempre, que ahora es telemático, televisivo. Nunca millones de aparatos digitales han emitido tanta toxicidad como ahora. Plataformas, recogidas de firmas para cambiar cualquier cosa, campañas en contra o favor de alguien solo con dar con un dedo al “me gusta” o “no me gusta”. En definitiva, otra forma novedosa de manejo de la masas, que ya anticipó en los años treinta del siglo pasado Ortega y Gasset, y  pusieron muy efectivamente en práctica, personajes siniestros como Hitler o Stalin, por poner un ejemplo. La utilización de la propaganda con un objetivo final, ajeno a las vías parlamentarias o democráticas, para hacerse con el poder. Estos manejadores de masas se consideran a sí  mismos “el pueblo” de forma genérica, sin contar con los demás. Se creen en posesión de la razón absoluta. Los demás, pues, son “traidores”, “fachas”, etc. En fin, nada nuevo, pero sí preocupante.

Con el caso juzgado por la Audiencia Territorial de Navarra, y  la sentencia de la Manada, este manejo de las masas nos ha llegado a la Administración de justicia y al Poder Judicial. No vamos a pronunciarnos aquí  sobre el sí o el no de la resolución judicial. Solo decir que lo violadores, y más los reincidentes se merecen la prisión permanente revisable. Mi experiencia en la jurisdicción penal me dice que un violador reincidente no debería salir nunca de la cárcel (la rehabilitación no puede ser general, es un concepto variable, idealmente progresista, pero en estos casos hay sujetos que no se rehabilitan nunca). Debemos  respetar las decisiones judiciales, y en caso de discrepancia, tenemos que expresar la crítica con respeto. No todos los fallos  gustan, alguno incluso es aberrante, otros son más acertados. Sin embargo, lo ocurrido en estos días supera la realidad. Se ha asistido a una manipulación mediática orquestada y teledirigida.  Por vez primera en la historia judicial hemos asistido a una novedad: a un linchamiento mediático de un tribunal, sin tener los linchadoras/es en su  mayoría idea de Derecho, sin haberse leído la sentencia o algo de ella, o un resumen al menos. Ha sorprendido tanto periodista modelo “jurisinculto”, tanto tertuliano aficionado al Derecho, y tanto espontaneo/a  del mundo judicial. En definitiva un descubrimiento novedoso.  En el CEJ, o el CGPJ, tendrán que organizar pronto cursos de cómo afrontar esta nueva realidad, llamada populismo judicial.

Tal vez el tribunal  de Pamplona, se equivocara, o no supiera por dónde salir, pero en este sistema democrático, como en otras democracias, existe el recurso al T.S., y si no convence  queda el Tribunal Constitucional, el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, incluso los tribunales internacionales  en el seno de la UE y de la ONU. Esto es, la vía jurídica  correcta para impugnar sentencias. Todo lo que no sea esto, es más bien una actuación “asamblearia”  de tipo bolivariano de Maduro y su régimen, que en esto son expertos,  pues basta recordar que  la Fiscal General se tuvo que exiliar de Venezuela, cuando quiso actuar independientemente. Y así ocurre en general en las dictaduras de todo tipo, que hacen lo que quieren con su “jueces amigos”. Sin embargo aquí, gracias al sistema de división de poderes,  la Constitución española  garantiza la independencia judicial, que explicada en breves palabras, es que nos juzgarán con imparcialidad ( hay personas  que parecen olvidarlo o tal vez lo desconozcan), Es una  de las garantías que tenemos los ciudadanos de estados democráticos, y que entre otras cosas significa que los jueces al no ser nombrados por  ser  “amigos “ del poder,  por favores políticos  o por  “comités de barrio”, garantizan una amplia protección en nuestros derechos.

Aún es más sorprendente  que hoy, por primera vez en la historia de la justicia española, un Ministro de Justicia, se haya pasado al lado de algunos “hooligans de barrio” de la redes sociales, sin pensar mínimamente en la opinión que ha dado a los medios. Habría que recordarle al Sr. Ministro  que aquella época histórica en que el Ministro de Justicia, ponía y quitaba jueces a capricho, acabó hace tiempo. Él  puede pensar en contra de la sentencia, pero lo que  demuestra al dar esa opinión, es un desconocimiento profundo del sistema de separación de poderes. Podría ocuparse en mejorar los medios materiales y  las condiciones económicas de todos los colectivos judiciales.

La polémica sentencia de Pamplona, donde el tribunal  tal vez no ha estado acertado, no debe ser motivo, para participar en este juego. Hay muchas más sentencias y muchos más casos que generan y pueden generar discusión. Participar en este juego, es participar contra el  principio de independencia judicial, y también contra la Administración de Justicia. A los dictadores populistas, y sus partidarios, les encanta este juego. Es más, usan sus tribunales, y sus jueces amigos, para sostenerse en el poder y de paso enterrar a quien le moleste. Conseguir un poder judicial independiente no ha sido fácil. Por ejemplo, hasta bien entrado el siglo XX, el Ministro de Justicia, no tenía ningún escrúpulo, en cambiar  o cesar jueces a voluntad. Espero que, no caigamos en estos oscuros juicios paralelos, que si bien lo aparecen aparentemente por una buena causa, a largo plazo tuercen hacia la zona oscura.

Otra cosa, es que se propongan reformas legales, se revise la tipología de esos delitos, se aplique sin complejos la pena de prisión permanente revisable, etc. Pero nunca entrar en demagogias, que a largo plazo producen resultados indeseables, y pueden convertir a toda la Administración de Justicia, en una feria de atracciones judiciales.

Barcelona mayo-junio 2018