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¿Qué queremos los Secretarios Judiciales?
Publicado el 30 octubre 2011

Hace ya unos cuantos años, cuando me encontré por primera vez detrás de la mesa de mi despacho, en mi primer destino, me pregunté si valía la pena formar parte de una asociación de Secretarios Judiciales, si era necesario afiliarse y por qué, o más bien para qué.


Tiempo después conocí a algunos compañeros, Secretarios Judiciales que además de trabajar en su juzgado, sacrificaban su tiempo libre para poder acudir a reuniones ministeriales, preparar recursos y estudiar proyectos de ley; pero sobre todo controlar y vigilar que las reformas legislativas mejoraran la administración de justicia, y por ende el estatuto del Secretario Judicial. Eso me llevó a afiliarme a una asociación, a UPSJ, y a trabajar en la misma.


Hoy, pese a valorar positivamente el avance conseguido, no debemos cesar en nuestra aspiración a la consecución de un sistema judicial moderno y eficaz. Sin embargo observo como muchos compañeros continúan en la posición cómoda de no hacer nada, de no involucrarse, de esperar sin más.


Todos observamos como la prensa publica noticias y entrevistas en las que unos pocos con eco periodístico critican de manera superficial el modelo de oficina judicial, sin aportar ningún tipo de estadística, únicamente rumores, dimes y diretes, pero ningún dato objetivo.


Hemos escuchado a políticos, catedráticos y cargos de la magistratura decir que el modelo de oficina judicial debe cambiar, que se debe establecer un nuevo pacto por la justicia, y que ello debe suponer involucrar más a jueces y magistrados en la nueva oficina judicial.


Se trataría de volver a recuperar aquella superior dirección que nos llevó a la calamitosa situación que hoy arrastramos en la justicia, a una organización inoperante y confusa, a una administración que imparte una justicia diferente dependiendo del juzgado al que acudamos.


No hace falta aclarar que algunos ambicionan modificar el art. 165 LOPJ para atribuir a jueces y magistrados no sólo la superior dirección de los procesos, sino también la de los servicios, con lo que esto supondría no sólo a la carrera del Secretario Judicial, sino también para la administración de justicia.


El hecho de que la Oficina Judicial sea instrumento de la función jurisdiccional, pues esto debemos tenerlo claro, no es óbice para que la dirección de ésta se atribuya a los Secretarios Judiciales, pues lo contrario supondría volver a una situación en que los jueces asumirían todas las funciones procesales y  administrativas, cuestión esta última incompatible con la esencia que siempre se defendió de un nuevo modelo judicial. No debemos volver a modelos organizativos superados hace décadas en los países de nuestro entorno, y al mismo tiempo dar otro revés al servicio público calidad que debiera ser la justicia.


Los Secretarios Judiciales debemos reflexionar y plantearnos qué postura vamos a mantener a corto plazo, si vale la pena defender el nuevo modelo de Secretario Judicial y administración de justicia, inherente a la nueva oficina judicial; o si por el contrario queremos volver a ser un funcionario más en el modelo que se establezca, eso sí, un funcionario que soportará gran parte de las responsabilidades, pero que no dispondrá en absoluto de ningún tipo de dirección o poder de decisión.


¿Qué queremos de las asociaciones?, ¿queremos que nos representen?, ¿queremos involucrarnos en la defensa de la administración de justicia y del Secretario Judicial?, o nos quedaremos al margen criticando cualquier actuación.


Nos jugamos nuestra carrera, ya no hablamos de una subida salarial merecida, de un régimen de productividad, de unas sustituciones mal pagadas, o de una modificación reglamentaria que no llega. Hablamos de la esencia del Secretario Judicial del siglo XXI, que es la dirección de los Servicios Comunes, sin ningún tipo de vinculación jerárquica con jueces y magistrados, sin una superior dirección que nos marque tanto disciplinaria como profesionalmente, me atrevo a decir que nos jugamos todo, y aquí como siempre podemos mantener dos posturas; la pasiva y hacer como si no pasara nada, o la activa que supondría apoyar a las asociaciones, en este caso a UPSJ para evitar a toda costa una contrarreforma de LOPJ.


No sabemos qué va a ocurrir, pero sí debemos tener claros cuáles son nuestros objetivos como profesionales cualificados de la justicia.


Pedro Moya Donate. Secretario Judicial