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Por qué no estoy de acuerdo con mi bajada de sueldo
Publicado el 14 diciembre 2010

O por qué los platos rotos los pagan siempre los mismos...que nunca son los que los han roto.


sueldo1.- Con semejante título cualquier lector pensaría que se trata de intento de un privilegiado de salvarse de la quema. Son notorios los reproches habituales: los funcionarios públicos tienen el trabajo asegurado, son unos vagos, trabajan dos horas al día y encima, con la que está cayendo, pretenden no arrimar el hombro y que no les toquen el sueldo. Este tipo de argumentos, que son latigazos que se afirman con tanta rotundidad como falta de justificación y con una total indiscriminación, no pueden ser rebatidos sino con simplezas similares. No perdamos el tiempo con ello.

No creo que nadie en su sano juicio pueda pensar que da igual que el país se destroce y que no va a hacer nada por evitarlo, por pequeño que sea. Al fin y al cabo, si un barco se hunde, a casi todo el mundo le irá peor. Ya hemos visto como Grecia ha sido sometida a un tratamiento riguroso en el que todos han perdido algo o mucho. Sin embargo no estoy conforme con la rebaja de ni nómina. Antes de ser reo de hoguera, espero por lo menos ser oído.

2.- No me parece justo tener que hacer sacrificios cuando nadie asume responsabilidades por lo que ha pasado. Creo que habría que explicar por qué España ha pasado de tener superávit a un déficit escandaloso en un tiempo récord en los registros mundiales de la economía. Tengo para mí que se ha gastado mucho dinero en fuegos artificiales en lugar de preparar el barco para la tormenta. Y en una empresa, si las cosas han salido mal y se pretende que todos hagan sacrificios para salir adelante, lo primero que se hace es poner de patitas en la calle a los directivos que han demostrado su incompetencia. Se nos dice que no hay culpables en los gestores de lo público porque esto es cosa de conspiraciones de tiburones financieros internacionales. El argumento incurre en petición de principio: alguien tendría que explicar por qué nos atacan a nosotros (y a Grecia, Portugal e Irlanda) y no a Alemania, Gran Bretaña o Francia. Cualquier biólogo afirmaría que los depredadores atacan siempre al animal más débil de la manada...Por lo demás, los malditos especuladores, en el fondo, no son sino prestamistas: como cualquier banco, para prestar dinero quieren saber exactamente la situación de solvencia del deudor y si tienen dudas, simplemente cobran más intereses por el riesgo implícito. Como dijo uno de ellos con referencia a España: “Un país con el 20% de paro, sin crecimiento económico y con un volumen de deuda excesivo...”. 

3.- No me parece justo que siempre sean los mismos los que tienen que arrimar el hombro. Cuando hay que reducir déficit se congela el sueldo de los funcionarios públicos; cuando las cosas van bien, a duras penas se consiguen subidas con arreglo al IPC y de lo perdido, ni hablar de recuperar. Basta con comparar las subidas de sueldos públicos y el IPC de los últimos quince años para apreciar una evidente pérdida de poder adquisitivo. O sea: siempre con las vacas flacas, pero las gordas nunca las vemos pasar.

4.- No me parece justo que se haga lo más fácil y se dejen de lado los deberes difíciles. En lugar de podar la muy frondosa Administración y eliminar todo lo innecesario, que es mucho, es más fácil reducir la savia de todas las ramas. Es como si una familia con problemas económicos trata de solucionarlos reduciendo todos sus gastos en un 5%: es cosa de locos reducir los gastos en alimentación y los suntuarios en lugar de mantener los primeros y eliminar totalmente los segundos. Claro, que lo fácil es precisamente que paguen los que no pueden escaquearse y que sólo protestarán levemente; meter mano en el dinero que se pierde en las cañerías del Estado y en el que se despilfarra sin sentido es más complicado: las redes de clientelas mafiosas se autoprotegen mutuamente. Las causas del problema impiden la solución.

Ejemplos: la selva de empresas públicas, creadas para escapar del Derecho Administrativo y del Presupuestario, muchas de las cuales han acabado convertidas en satrapías de los partidos políticos para colocación de fieles. En los últimos diez años las CC.AA. han duplicado el número de empresas públicas y similares, con la creación de más 1.000 sociedades adicionales; claro, que la factura hay que pagarla y se están endeudando a velocidad de vértigo. En el primer trimestre de 2010 habían emitido bonos por un total de 6.372 millones, cifra superior a todo lo emitido durante el año 2009. Estupefacto me quedo cuando veo que siete CCAA, siete, han abierto oficinas en Miami y el conjunto de las autonomías mantienen un total de 215 oficinas en el extranjero. Digo yo que o sobran ellas o las Embajadas de nuestro Ministerio de Asuntos Exteriores...

¿Qué decir de los 30.000 coches oficiales, más que en todo EEUU? Tenemos 200 coches oficiales, casi todos de alta gama, circulando diariamente por Sevilla, 300 por Barcelona, donde hay 133 conductores fijos en plantilla... En Cataluña, por ejemplo, a la vez que se emiten bonos patrióticos para pagar las nóminas, se van a construir 82 helipuertos para una flota de 80 helicópteros.

¿Y qué decir de los más de 35.000 asesores de confianza, familiares y amigos con un costo de más de 5.000 millones año? ¿O los innumerables canales de televisión autonómicos cuyo déficit anual supera ya los 15.000 millones de euros, más que todo el recorte social junto? ¿O qué del concierto económico vasco-navarro que permite que existan tres Haciendas distintas en el Estado y que las dos regiones mas ricas del país paguen 8 veces menos de lo que les correspondería en el régimen general, casi 20.000 millones de euros menos? ¿Qué de las subvenciones gigantescas a los sindicalistas de pesebre con sus ejércitos de liberados (del trabajo, se entiende)? ¿Cómo pueden los políticos pretender reducirme el sueldo a la vez que ellos mismos autofinancian sus partidos con mi dinero? ¿Cuántos ejemplos más se pueden añadir: centenares, miles...?

El que me resulta más infamante es la prejubilación dorada de los miembros de nuestra casta política: por desempeñar un cargo durante, digamos, dos años, se garantizan de por vida una pensión que ya quisiera yo para mí cuando me jubile después de cuarenta años de trabajo. Además, compatible con otras remuneraciones e incluso con otras pensiones por desempeñar otros cargos. Creo que hay alguno con hasta tres de ellas. Y no digamos nada de los descansaderos para políticos que ya no están en primera línea: hay infinidad de órganos públicos en los que se pueden buscar las colocaciones adecuadas, siempre con puestos con tan alta remuneración como poco trabajo. Por supuesto, en ellos los que de verdad trabajan son los funcionarios de carrera de los mismos y no los figurones que de vez en cuando aparecen a dar una vuelta por allí.

Al final la factura de las fiestas la acabamos pagando lo de siempre: en los presupuestos para al año que viene aumenta la partida para el pago de intereses de la deuda pública, que asciende ya a 27.421 millones (un 17% más que en 2010 y probablemente se quedará muy corta) y, junto a los 30.240 millones de las prestaciones y subsidios de desempleo, suponen casi la mitad de los 122.022 millones del gasto total. O sea un 20% de los que podían producir algo para el país no lo hacen porque están en paro, vivimos para pagar intereses y eso hasta que los prestamistas digan que España no inspira confianza para devolver los préstamos por grande que sea el interés de los mismos. Al fin y al cabo, como le dijo Obama a Zapatero para zanjar el asunto cuando éste intentaba convencerle de que las cosas no estaban tan mal: Spain is default (España está en quiebra).


5.- Y al final los deberes de verdad, sin hacer. Existe una desacostumbrada unanimidad a la hora de diagnosticar lo que es necesario hacer para salir del pozo en el que estamos: reforma del mercado laboral (en serio, no la faena de aliño hecha recientemente); reforma del sistema educativo (en cuanto a calidad en la enseñanza nos acercamos a puntuaciones bochornosas en los indicadores internacionales) y reforma de la Administración Pública (que necesita una amplia poda, el desmonte de las malas hierbas causadas por su colonización por la casta política, sin lo cual ni hay ni eficiencia ni profesionalidad y determinar de una maldita vez si podemos sostener las diecisiete fotocopias autonómicas, con sus gobiernos, parlamentos, defensores del pueblo, tribunales de cuentas, agencias de protección de datos y muchos etcéteras más. Los que se quieran y nos quedaremos cortos).

6.- Cuando en las encuestas los ciudadanos consideramos que los políticos son el segundo problema más grave del país: ¿somos injustos? ¿estamos equivocados?

Juan Calzado Juliá
Secretario Judicial